Más que un balón, una pelota de sueños: El baloncesto en las manos de un niño abre un mundo de posibilidades. • Desarrollo integral: Motricidad, coordinación, agilidad y reflejos se potencian con cada bote y lanzamiento. • Aprendizaje en movimiento: Valores como el trabajo en equipo, la responsabilidad y la disciplina se viven en la cancha. • Emociones que crecen: Alegría, satisfacción y confianza en sí mismos se fortalecen con cada logro. • Un compañero de vida: El baloncesto puede ser un amigo que los acompañe siempre, brindándoles bienestar y pasión.